A mi sobrino Ernesto
García Rodes, joven suficientemente preparado que no encuentra trabajo
En mi pueblo, Villena, se tiene la costumbre de poner el
nombre de los abuelos a los nietos. El nombre se hereda como el apellido. De este modo, unos lazos invisibles se encargan
de unir aún más a dos generaciones
distantes en el tiempo. Los Cuéllar nos empeñamos en que a mi sobrino le
pusieran el nombre de su abuelo al que no conoció. Ernesto Rodes era todo un caballero, sacó adelante el negocio familiar de sondeos y le gustaba
disfrutar de la buena mesa y de las conversaciones amenas. Yo le llamaba mi
segundo padre y como tal me trataba. Mi
sobrino Ernest se parece a él en el carácter: tranquilo, reflexivo,
inteligente, amante de la buena ropa, con un gran sentido del humor y de la ironía;
aunque físicamente es igual que su padre que murió tempranamente de cáncer. Desde niño siempre le recordábamos la
importancia de llamarse Ernesto como el abuelo y de joven le citábamos la obra de Wilde como
parte de la argumentación, donde un personaje femenino, Gwendolen, afirma que el
nombre es irresistible: “Mi ideal ha sido amar a un hombre que se llamase
Ernesto. Hay en ese nombre algo que me inspira confianza”. Posteriormente él
mismo averiguó el verdadero sentido de la obra de teatro.
Oscar Wilde
estrenó en 1895 The importance of being Earnest. Earnest,
además de Ernesto, viene a significar «serio, formal». Wilde, jugando con la homonimia, traza el
contenido y el resumen de su drama justo en el título, que pretende ser una
crítica a la sociedad victoriana en la
que le tocó vivir, en la que la hipocresía y el aparentar se anteponen al ser
uno mismo; pero no a base de comentarios insulsos y ataques directos,
sino a partir de la sátira y el humor, presentes en sus mordaces diálogos, que
dan lugar a situaciones muy cómicas.
Ambientada en la época victoriana, trata de un hombre
llamado Mr. John Worthing, que inventa otra personalidad, Ernesto, con ella
pretende divertirse, evitar sus responsabilidades y conseguir aquello que
se propone. Mr. Algernon Moncrieff, es su íntimo amigo que también crea otra
personalidad ficticia: Bunbury, un amigo
enfermo que vive en el campo y que utiliza como excusa para evadirse de sus
obligaciones sociales. Éste último le presenta a su prima, que se enamora
rápidamente de John porque cree que está avocada a casarse con alguien que se
llame Ernesto. A partir de este momento se inicia un enredo amoroso, y las
mentiras y engaños se suceden de tal forma que algunas situaciones llegan hasta
el absurdo, hasta que finalmente las invenciones se van descubriendo.
En resumen, una sociedad donde para poder conseguir lo que
se quiere hay que saber guardar las
apariencias y las dobles vidas: “puesto
que Ernesto es un nombre serio y formal, por tanto, la persona debe de
serlo, inexcusablemente”.
Como dijo Pessoa: fingir es conocerse. Los libros nos enseñan mucho.
El apellido artístico del cantante Enrique Bunbury proviene de un personaje de La importancia de llamarse Ernesto, como él mismo ha confirmado en diversas entrevistas y en su biografía Lo demás es silencio, escrita por Pep Blay.
Como dijo Pessoa: fingir es conocerse. Los libros nos enseñan mucho.
El apellido artístico del cantante Enrique Bunbury proviene de un personaje de La importancia de llamarse Ernesto, como él mismo ha confirmado en diversas entrevistas y en su biografía Lo demás es silencio, escrita por Pep Blay.
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