sábado, 17 de septiembre de 2011

Mi primera vez (en el instituto)


Os invito a indagar en la memoria para rescatar el recuerdo de la primera vez que pisasteis el instituto. Os dejo como ejemplo un testimonio de dos profesores (La primera vez que cuento los prolegómenos de mi primera vez (como docente) - el monólogo de Eduardo Muñoz) y el delicioso texto de Massimo Piatelli sobre esas ganas tremendas de estudiar que nos entran el primer día de clase al comprar el nuevo material y que solo algunas veces duran hasta el final. Las mejores redacciones las incluiré en el blog y servirán de modelo para el próximo curso.

A pie de aula
Hacía escasamente unos meses que me había titulado en Filología Hispánica y deseaba con todas mis fuerzas tener un trabajo “donde sea y como sea”. Desobedecí mis deseos y el miedo me empujó a rechazar un trabajo de profesora de español en Libreville (Gabón). Bastó un no para diluir el arrojo que mostré cuando viajé a Madrid a presentar mi solicitud. No fue la primera vez que me he sentido una miedica. Ha habido tantas que no consigo ordenarlas en el tiempo.
Sí recuerdo que la segunda oferta que se me presentó fue dar clases en un internado (en el que años más tarde se rodarían algunas escenas de Soldados de Salamina). Ya conocía el régimen de vida de estas instituciones desde la otra barrera. Ahora iba a ser parte del engranaje. Esa fue mi primera vez como docente y la primera vez que sufrí la mordedura de un perro. Yo debía presentarme al centro a primera hora de un lunes. Salí de casa cuando todavía era de noche, pues me esperaba una hora y media de viaje. No había nadie en las calles y empezaba a refrescar. Al torcer una esquina de camino al garaje, apareció un perro (perrito faldero, para ser exactos) y, en un visto y no visto, se aferró a mi pantorrilla izquierda e hincó sus colmillos en la carne. Para zafarme, sacudí la pierna varias veces hasta que noté el desgarro. Como pude, di la vuelta, entré en casa e hice dos llamadas: una al centro para comunicar lo sucedido, y otra al médico de la familia. Tres semanas después me subí por primera vez a una tarima, sin miedo y con una cicatriz que todavía hoy es motivo de preguntas. Los días previos a ese instante deseado, inventarié los mejores momentos de mi pasado de estudiante (a los que sí supe poner en orden) y, como en un remake profesoral, mi primer día de clase fue un homenaje a uno de mis más admirados profesores.


Las ganas de estudiar de Massimo Piatelli (1992)

Todos vivimos, una vez al año, un breve y mágico momento en el que nos entran unas tremendas ganas de estudiar. Se trata del momento en que, con la lista en la mano y el dinero contante en el bolsillo, el regreso a la escuela nos regala la excitación especial que reina en la papelería-librería, o en el ocasional "departamento de vuelta al colegio" de los grandes almacenes. Estas secciones de artículos se convierten en auténticos templos de las ganas de estudiar. Los verdaderos ministros del culto, más que los padres y que los vendedores, son las plumas nuevas, las blancas gomas de borrar, las escuadras, las cartulinas, los estuches, los cuadernos inmaculados, el montón de libros de texto, el olor de cuero de las carteras, el crujido de las mochilas sintéticas. ¡Ah, sí! Te meten en el cuerpo las ganas de estudiar.
De vuelta a casa, empezamos a hojear los libros, a mirar las ilustraciones, a forrarlos, a poner etiquetas. Armoniosamente ordenadas se alinean todas las municiones para nuestra nueva expedición de caza en tierra desconocida. Nos acordamos de los antiguos compañeros y nos imaginamos cómo serán los nuevos, con apellidos nuevos que, sin embargo, nos parecerá haber oído ya antes. Quizá este año tendremos en clase al primo de Roberto o a la hermana de María; lástima que ya no esté Bianchi. Por no hablar de los profesores nuevos, o que conocemos sólo de vista. Aquel nuevo de letras, que dicen que es horrible; en cambio, la de matemáticas parece que es buenísima y simpática.
Es un momento bendito el del regreso a la escuela. ¡Ah, ojalá fuera posible prolongar esta excitación y estas ganas durante todo el año!

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