El término “anagnórisis” es un helenismo cuyo significado es “revelación”, “reconocimiento” o “descubrimiento”. Describe el instante de revelación en que la ignorancia da paso al conocimiento. Desde la ‘Poética’ de Aristóteles el reconocimiento o anagnórisis ha sido caracterizado como uno de los puntos esenciales de la trama literaria, en particular en el teatro. Es el momento crucial de la obra en el que todo se le revela al protagonista, con efectos demoledores, pasando de las sombras y el desconocimiento a la luz.
En la literatura española, la anagnórisis es muy habitual en las novelas de caballerías y en las comedias del Siglo de Oro como un topos muy utilizado para solucionar situaciones difíciles y escabrosas (‘La dama duende’, de Calderón, ‘Don Gil de las calzas verdes’ de Tirso…).
También en el drama romántico español se emplea la anagnórisis con frecuencia. En el teatro romántico se introduce como un elemento integrante de la misma obra, funcionando en la estructura del drama como intensifícador del melodrama. Se aprovechan los recursos efectistas de este motivo para conseguir la sorpresa o el horror e intensificar el concepto fatídico del mundo romántico. Un ejemplo claro sería ‘Don Álvaro o la fuerza del sino’, del Duque de Rivas. La obra se organiza en cinco jornadas con diferente número de escenas:
1ª Jornada. Don Álvaro está enamorado de Leonor que pertenece a una noble familia de Sevilla contraria a la boda. Álvaro le entrega su arma, que se cae y mata accidentalmente al marqués, padre de Leonor. Ella se debate entre los dos: el amor a su padre y el que siente por Don Álvaro, que será la causa de su desgracia.
2ª Jornada. La atención se centra en Leonor que, pasando por un viajero anónimo se dirige al monasterio de Hornachuelos para retirarse como ermitaña.
3ª y 4ª Jornada. Transcurre en Italia. Aparece don Álvaro que, por una mala jugada del destino, se encuentra con el hermano de Leonor, al que mata en duelo. Es condenado a muerte, pero se salva.
5ª Jornada. En la última jornada, don Álvaro vive en el monasterio de Hornachuelos convertido en el padre Rafael. Alfonso, otro hermano de Leonor, lo descubre y don Álvaro lo mata en otro duelo. El final trágico es inminente. Don Alfonso ha descubierto a Doña Leonor y creyendo que están juntos, le clava un puñal. Horrorizado por la escena, don Álvaro se suicida, apelando al mismísimo infierno para que se trague su alma y su ira.
Pero es Martínez de la Rosa con su obra más famosa es La Conjuración de Venecia el que utiliza el recurso de forma más dramática. El argumento es el siguiente: varios nobles planean una conjuración para derrocar al tirano Morosini. Laura, sobrina de éste y casada en secreto con Ruggeiero, uno de los conjurados, se entrevista con él en el panteón familiar. Un espía los descubre y denuncia los hechos, por lo que la conjuración fracasa y todos los implicados son detenidos y condenados. Por la declaración de Ruggiero se descubre que es hijo del tirano, pero la sentencia es inapelable.
lunes, 26 de septiembre de 2011
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