
El título L´Assomoir es una palabra polisémica que significa taberna y también lo que destruye y mata, simbolizada en el alambique que destila bebidas más perniciosas que las fermentadas, máquina infernal que preside la taberna del tío Colombe.
La novela transcurre a lo largo de dieciocho años (1850-1868) en los cuales asistimos al ascenso (trabajo, ahorro, limpieza y sobriedad) y a la degradación física y moral (pereza, despilfarro, suciedad, exceso de bebida y comida, promiscuidad) de Gervaise, su protagonista. L'Assommoir se estructura en trece capítulos; en el centro de la obra, el capítulo VII contiene el acontecimiento decisivo, que va a hacer bascular el destino de Gervaise: la vuelta de Lantier, su antiguo amante. Desde la perspectiva social, Gervaise desciende rápidamente los grados de la escala: patrona, empleada en una lavandería, planchadora de ocasión, criada en su antigua tienda, arrojada a la calle, prostituta sin cliente y vagabunda medio loca.
La novela se localiza en Paris, en un gueto obrero entre un hospital y un matadero. Los protagonistas viven en una gran casa que parece una prisión o un cuartel, donde más de 300 inquilinos se amontonan en las peores condiciones higiénicas y de promiscuidad.
En la búsqueda de mecanismos de evasión intentaran escapar de su clase social y ascender, como no lo consiguen, la desesperanza les llevará al alcohol. El alcohol aparece como una ilusoria fuente reconfortante: se bebe para darse coraje desde la mañana, mientras que en realidad roba las energías. Consumido colectivamente, permite salir de la soledad para encontrar una atmósfera de camaradería, una especie de caricatura de fraternidad. Al mismo tiempo, se presenta la bebida como un azote social. Basta para demostrarlo el caso de Coupeau, el marido de Gervaise: obrero honrado durante los cuatro primeros años, su forzosa ociosidad a consecuencia del accidente le convierte poco a poco en un despojo humano. Esa catástrofe progresiva arroja a Gervaise en brazos de Lantier, y causa violencias fisicas a su hija Naná. Zola se entrega a un verdadero estudio clínico desde las primeras manifestaciones patológicas de la embriaguez, pasando por el rápido adelgazamiento de Coupeau, hasta el delirio, las crisis de alucinación y la muerte en un psiquiátrico.
Hay pasajes de indudable fuerza expresiva, que manifiestan una notable capacidad de observación. De ahí que los mayores aciertos estén en la pintura de multitudes, en la descripción de reuniones, escenas populares, ambientes proletarios, lugares de trabajo, etc.: la masa de los obreros al amanecer, el lavadero (cap. I); la taberna, el almuerzo de los trabajadores (cap. II); la boda de los protagonistas, la visita al Louvre (donde el autor recoge perfectamente la impresión de desplazamiento tragicómico entre lugares y personajes), el banquete con que se cierra ese día (cap. III); la herrería (cap. VI); la vida nocturna del París proletario (cap. XII). Tampoco faltan, aunque sean muy escasos, momentos de carga emotiva, casi patética, como la muerte por malos tratos de la hija de su lavandera.
Así, aunque en realidad Zola no ataca directamente las estructuras de la sociedad y el sistema de producción capitalista, causa última de las condiciones de vida del proletariado, protesta contra una sociedad que tolera el alcoholismo y contribuye a su desarrollo porque fuerza el paro, da salarios insuficientes y empuja a la prostitución y al robo, negando el derecho a la educación o a una vivienda digna y haciendo, en definitiva, a las gentes, desconfiadas, envidiosas, deshonestas.
Para saber más:
http://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/zola_ass.htm
Alcoholismo en Zola
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